22-11- Salimos
La salida ha sido llena de color con genakers y spics (velas grandes que parecen un enorme globo en la proa) desplegados. (para diferenciar el primero del segundo, hay que hacer “un cursillo”)
Nuestro Kalliope navega muy bien y con la pericia de Emilio, ayudado por Víctor, nos situamos de los primeros. Navegamos a 8-10 nudos, (Nada que ver con los de los zapatos. Es un medida de longitud de aprox. 1,8 kilómetros, y lo que no sé, es porqué los marineros, a veces hablan en millas y otras en nudos. Bueno, en el diccionario, seguro que viene. Creo que el nudo es igual que la milla.) con un viento de unos 18. Seguimos varias horas con buen viento (15 nudos) que alrededor de las cuatro sube a unos 20-25 y entonces, Emilio decide que bajemos genaker, y lo sustituyamos por el génova (vela de la parte delantera que también se puede llamar foque. Creo, que dependiendo del tamaño, pero que no me he enterado todavía muy bien). La operación se realiza en poco tiempo y de forma muy profesional.
Antes de eso, Pepe nos prepara para almorzar una Ensalada, fabada, y de postre queso, que degusto sentado encima del asiento especial que compré antes de salir de Sevilla, para aliviar mis dolores en el cóccix.
Al atardecer, el mar se calma y hay pocas olas. El viento sigue soplando a unos 15 nudos.
Víctor nos prepara unos Martinis, mientras Pepe se pega una siesta de tres horas.
Por ahora no me mareo. De todas formas bajo a la cabina lo menos posible.
Son las 6 de la tarde y navegamos plácidamente escuchando ópera. Ojalá toda la travesía sea ser así.
No se que guardia me va a tocar ni con quién la voy a hacer, además me da igual ya que probablemente me quede dormido, y yo duermo en la cubierta.
Me gustaría poder hablar con mi Carlitos.
Con la cámara de moto semi-hinchada y el asiento especial, lo de mis dolencias “culinarias” se va sobrellevando.
Por la noche, Pepe nos prepara una reconfortante sopa de champiñones, y de segundo salchichas. En este barco no se pasa hambre
Al atardecer sube el viento, que pasa de los 22 nudos y esto nos obliga a bajar el genaker, y poner el génova.
Durante la guardia de la noche (de 3 a 6)junto con Víctor, vemos en el horizonte unas luces que nos tuvieron desconcertados mas de una hora, ya que no pudimos adivinar lo que era hasta estar ya muy cerca. Si hubiéramos sabido manejar el A.I.S.,(esto es de nivel muy avanzado. Solo puedo decir que es un aparato de radio que te dice todo sobre los barcos cercanos que lleven también este aparatejo de elevado precio) habríamos sabido que se trataba de un gran petrolero que navegaba con una arrancada de muy corta (1-2 nudos), ya que estaba esperando ordenes de rumbo. Nosotros le pasamos por la proa pues parecía que estaba parado.
Como el lugar de partida está todavía cerca, estamos continuamente viendo barcos. La mayoría de ellos navegan en “orejas de burro” (Así me dicen los marineros que se llama la navegación con viento en popa, con la mayor a un lado, y el génova al otro sujetado por un tangón). Nuestro Kalliope no tiene tangón (barra gorda de aluminio que se sujeta al mástil para mantener el spic abierto. “!Lo que voy aprendiendo!”) y por lo tanto no puede navegar en esta situación. Así es que seguimos un rumbo algo mas cerrado al viento, pero que nos permite avanzar a velocidades superiores a los 8 nudos.
Después de la guardia, sigo durmiendo en la cubierta, en el banco de sotavento (este es el lado por donde escapa el viento. “según me han dicho”). Escojo este lado por qué el barco, empujado por el viento, tiende a escorar a este lado (inclinarse, para los neófitos).
Esta es la última vez que puedo mandar noticias antes de que lleguemos a puerto en Santa Lucía dentro de 17 o 18 días.