PUERTO LUCÍA (14-02
Bueno, no sé cuantos días hace que no escribo nada en el Blog. El caso es que mi portátil parece ser que está en las últimas y hace unos siete días no quiso arrancar.
Pensé que ya no tenía solución, pero un marinero de un barco vecino me llevó a una pequeña tienda de informática donde unos jovencitos me propusieron intentar arreglarlo y ante todo sacar la información que tiene dentro y grabármela en unos D.V.D. Mañana Lunes, he quedado con Guillermo, que es como se llama este marinero amigo, en ir a la tienda y ver qué es lo que han podido arreglar. La verdad es que no tengo muchas esperanzas.
Ahora estoy en la oficina de la ARC con el ordenador viejo de Emilio que también tiene problemas de batería, pero que me puede servir para escribir en el blog. consigo arreglar el mío, pasaré lo que tenga escrito aquí y seguiré como antes. Si no consigo arreglar mi portátil, intentaré seguir informando desde este ordenador. Lo malo es que en el mío hay miles de fotos y varios artículos escritos que no sé como recuperar. Además tendré que abrir otra cuenta de SKYPE para poder hablar con mi gente.
En fin, dejando estos problemas atrás, voy a contaros cosas sobre Ecuador en donde estamos desde hace ocho días. Ya escribí un artículo sobre el puerto y nuestra llegada que tengo en mi portátil y espero recuperar para colgarlo en el Blog. A partir de esto, lo que he hecho que pueda interesar es que junto a Paco, hemos viajado durante cinco días por todo el país, ya que Emilio se fue a Guayaquil a recoger a su mujer para ir después a Quito donde esperaran a Fernando y Roger. Además, hemos contratado una empresa de desinfección y el tratamiento que le dan al barco requiere que permanezca cerrado al menos 24 horas.
Total que el Lunes 8, aprovechando que Ruí y Rafael iban a Guayaquil el uno a recoger a su mujer y el otro para regresar a Sevilla, fuimos con ellos hasta el aeropuerto y allí alquilamos un coche con el que volvimos al barco, para salir al día siguiente con la intención de hacer un recorrido por los lugares más importantes de Ecuador. Así es que al mediodía del Martes salimos hacia la carretera que recorre la costa y que aquí llaman Ruta del Sol. Nos sorprendió mucho la primera parte del recorrido donde atravesamos pequeños pueblos de pescadores a la orilla de larguísimas playas jalonadas de infinidad de chiringuitos hechos con caña. Por el camino pudimos disfrutar con la recogida de redes cargadas de peces donde acuden cientos de aves que nada temen a la presencia de los hombres.
Ruta del Sol
La primera gran sorpresa la tuvimos al acercarse la noche que nos sorprendió cerca de un pueblo llamado Montañita. Allí nos hospedamos en un bonito hotel cuya habitación no correspondía a lo que a primera vista pareció, ya que era húmeda, vieja, con mosquitos y un aire acondicionado que parecía un tractor. Después de dejar nuestras cosas en el que parece ser el “mejor hotel” del lugar, nos dirigimos al pueblo para cenar.
El ambiente que se vive es increíble. Parecía que habíamos retrocedido a los años cincuenta en pleno movimiento Hippy. Es muy difícil describir lo que aquello es. Calles de tierra donde se amontonan “baretos” y pensiones de vivos colores y rudimentaria construcción, con música en todos los rincones y cientos de jóvenes desaliñados paseando y comiendo “bocasas”. Decenas de parejitas con apenas la mayoría de edad con bebés en brazos, paseando con aire de estar allí viviendo una loca aventura que a mí me produce una gran pena al pensar en estas criaturitas que tienen el futuro en las manos de tan inexpertos y despreocupados padres.
Bueno, tampoco quiero ser trascendental. Simplemente intento haceros ver lo que me pareció este increíble pueblecito. No sé si la fotografías serán capaces de reflejar bien el ambiente. Parece ser que el principal vínculo para estos mochileros es el Surf que practican muchos de ellos y se pueden ver varias tiendas y talleres donde fabrican y venden tablas.
Cenamos en un chiringo con una música en vivo con más voluntad que sonido, donde nos atendió una guapa y simpática camarera Húngara que había vivido en España.
La noche en el hotel no ha sido de las mejores con el olor a humedad, el ruido del aire y los mosquitos.
Montañita
A la mañana del miércoles, seguimos subiendo junto a la costa con bellísimas playas. A medida que vas subiendo, se van despoblando y ya no hay apenas chiringos. Así es que, cansados de ver más de lo mismo, decidimos cambiar de rumbo y buscar el interior del país. Así es que nos dirigimos a Portoviejo que según el mapa era suficientemente importante para encontrar un hotel digno para pasar la noche. Lo del hotel se consiguió siguiendo las indicaciones de un taxista. Lo que pasa es que no tenemos el mismo concepto de lo de un “hotel que esté bien”. En lo único que no nos equivocamos fue en el precio (14 $) la habitación con aire. En fin. Pasamos la noche y dormimos.
La mañana no empezó muy bien ya que Paco dejó las llaves dentro del coche que se auto cierra al cabo de un rato, y tuvimos que esperar a que abriera un cerrajero que, con una increíble pericia, lo abrió en pocos minutos. Esto debió ser el presagio de lo que nos esperaba, pues cogimos la carretera que va hacia Quevedo con la intención de llegar hasta Baños, ya que todos los ecuatorianos nos lo habían recomendado. Además allí estaba el volcán Tungurahua que está en erupción. La carretera hasta llegar a Quevedo es indescriptible, con tres baches de medio metro de profundidad cada 20 metros. Sin señalizar ni balizar y donde todos conducen como en el oeste. Ha sido una de las peores experiencias que he vivido. Gracias a Dios, llegamos vivos a Quevedo, y a partir de allí hasta Baños la cosa fue mejorando, no sin antes pasar por unas cuantas obras demenciales donde estas parado cerca de media hora en cada una de ella.
Ruta hasta Baños
Nada más llegar a Baños, nos dirigimos a una agencia turística donde nos proporcionaron un guía llamado Víctor que nos acompaño a visitar las cataratas que son muy bonitas, especialmente la llamada Garganta del Diablo.
Después de esta primera excursión nos alojamos, esta vez sí, en un estupendo hotelito al módico precio de 37 $ la habitación.
Después de cenar, Víctor vino a recogernos para acompañarnos en la excursión estrella que es subir para ver el volcán de cerca durante la noche. La decepción fue muy grande, ya que de cerca al volcán nada de nada. Estuvimos en un mirador desde el que no se veía nada, donde junto a un gran grupo de turistas estuvimos pasando frío a la espera de que algo sucediera. Según nos dijeron, desde allí se podía ver la lava incandescente en la boca del volcán, pero esta noche no ha ocurrido. Así es que, al cabo de un par de horas, de regreso al hotel y “hasta luego Lucas”.
Baños
A la mañana siguiente, salimos con la intención de dormir en Guayaquil, pues yo ya estaba francamente cansado de conducir y, como el Sábado antes de las doce teníamos que devolver el coche, pensamos que era mejor dormir en la ciudad de la entrega. Como la preciosa carretera de montaña llena de curvas estaba en mejores condiciones de asfalto que las anteriores, a las tres de la tarde nos encontramos en un cruce desde el cual podíamos alcanzar Cuenca en unas escasas dos horas. Por lo tanto, cambiamos nuestros planes y seguimos hasta esta ciudad, que todos consideran la mas bonita de Ecuador, para visitarla, dormir, y después levantarnos muy temprano para entregar el coche en Guayaquil que está a unos 250 kilómetros de Cuenca.
La carretera que conduce a Cuenca es muy bonita. Discurre por un valle muy verde con unas vistas fantásticas. Nada más llegar a Cuenca, aparcamos el coche y paseando nos tropezamos con un hotelito muy confortable en el que reservamos dos estupendas habitaciones a 34 $ cada una. ¡Ah! Se me olvidaba decir que los precios de todas las habitaciones son con el desayuno incluido.
Nada más dejar el equipaje en el hotel, me precipité solo a la calle para ver lo máximo que pudiera antes de que se fuera la luz del día. Paco se quedó en el hotel intentando solucionar sus problemas de billete de avión vía Internet.
Lo que puedo decir de Cuenca es que es una bellísima ciudad que conserva todo el sabor colonial, y donde pasear es una verdadera delicia. Ya veréis las fotos para comprender que valió la pena hacer este cambio de itinerario.
Durante mi solitario paseo, encontré un atractivo restaurante construido dentro de una casa colonial perfectamente restaurada y donde además ofrecían música en directo. Así es que por la noche, después de dar otro paseo junto a Paco, fuimos a cenar allí, donde entablamos amistad con el simpático dueño mejicano al que le dejamos la dirección de nuestro blog.
Cuenca
Tal como planeamos, nos levantamos muy temprano la mañana del sábado y nos dirigimos a Guayaquil por otra carretera distinta a la que nos trajo, ya que en esta primera nos encontramos con varios tramos de obras (están construyendo una gran cantidad de carreteras de cemento).
Si la que nos trajo era bonita, la de vuelta es increíble. Ésta sube la montaña y después la baja hasta seguir por el valle. La vegetación es como selvática, con helechos altos como palmeras, y cuando no hay esta vegetación, la montaña se cubre de un manto de musgo verde eléctrico por el que bajan bellísimos torrentes de agua. Lástima que la niebla no nos lo dejara apreciar en su justa medida.
Llegamos a Guayaquil una hora antes de lo planeado, y mientras yo hacía los tramites de la entrega del coche, Paco fue a solucionar lo de su billete de vuelta desde Galápagos.
En el aeropuerto contratamos los servicios de un taxi para que, después de enseñarnos la ciudad, nos depositara en la estación de autobuses, pues pretendíamos regresar a Salinas en autobús.
La visita a la ciudad fue corta, pero me gustaron algunas cosas, como el malecón y sobre todo un barrio en el flanco de la montaña, al que hay que subir por una empinada escalera de mas de 400 escalones, que está jalonada por unas bonitas casas de colores, perfectamente restauradas.
Guayaquil
Al dejarnos el taxi en la estación de autobuses, nos encontramos que había una cola enorme con gente que esperaba para sacar billete para Salinas. Cuando estábamos dudando sobre lo que convenía hacer, se acercó un chico que ofrecía llevarnos en un coche por 10 $ cada uno. Aceptamos y nos fuimos a una gasolinera que es donde estaba el vehículo. El problema surge cuando viene con otros dos pasajeros de gran tamaño que nos hicieron pensar en lo incómodo del viaje en un coche pequeño para cinco personas. Total ; que nos rajamos y, cuando nos íbamos, otro chico desde un microbús nos llama y dice :”Salinas 7 $”. Nos subimos en este pequeño autobús donde había unas 20 personas más y salimos de regreso a nuestro puerto. Lo que ocurrió después es de chiste, el buen hombre al que le quedaban dos plazas libres en el microbús se paraba al lado de cualquier grupo de personas que se iba encontrando por el camino gritando “Salinas, Salinas”. Esto lo fue haciendo hasta bien salido de la ciudad. El viaje transcurrió amenamente junto a personas que iban de vacaciones hacia la playa, ya que con los carnavales, tenían cuatro días seguidos de fiesta. Parecía que todo transcurría bien cuando, a pocos kilómetros del destino, nos para la policía, que al comprobar que el vehículo no estaba autorizado para este transporte, nos baja a todos y se lleva al conductor detenido junto a su autobús. Así es que nos vimos en medio de la carretera, con todos nuestros bártulos y cara de incrédulos. Menos mal que había una gasolinera cerca y allí conseguimos un taxi que nos trajo hasta nuestro Kalliope.
La conclusión que saco de este largo periplo por este país (1600 Km.) es que tiene cosas bonitas y algunas interesantes, pero que no lo suficiente como para hacer un tan largo viaje. Definitivamente; este no es uno de los lugares a los que quisiera volver cuando termine nuestro viaje.
Ahora es Domingo por la tarde y, después de almorzar junto a la piscina, estoy terminando este larguísimo artículo donde intento poneros al día de todo lo acontecido hasta el momento.
Ahora pensamos ir al pueblo a ver estos famosos carnavales de los que os hablaré más tarde.
Todo esto lo he escrito en el ordenador de Emilio, y luego, si me arreglan el mío, lo copiaré y lo colgaré en el blog junto a los que ya tengo escritos.
Como es muy largo, voy a abrir seguidamente a los textos otros artículos con las fotos correspondientes a cada uno de ellos. Pienso que puede quedar bien y así podré poner texto de pie de foto. A lo mejor, a partir de ahora, si queda bien, adopto este sistema.
Bueno, hoy ya me he ganado el sueldo. “Mañana más”
Ahora es Lunes y me ha despertado el mecánico que viene a reparar los candeleros que se rompieron en nuestra ausencia.
Ayer no fuimos a los carnavales, pues al intentar acceder a Salinas en un taxi, nos encontramos con tal atasco de coches, que decidimos dar la vuelta y cenar en el restaurante del club náutico.
He retomado esta noticia mientras espero que venga Guillermo, el marinero del barco de al lado, que es quien tiene que acompañarme a la tienda de informática, donde está mi ordenador en reparación. Espero que hayan conseguido repararlo..