02-09-09 YA OLEMOS LOS PLÁTANOS.
Me he quedado dormido en la cubierta, mi guardia ha terminando, y mi despertar es a las nueve y media con las voces de Emilio con Antonio y Manolo, que inician la trasluchada que nos debe de llevar ya directamente a La Gomera.
La maniobra se efectúa en perfecta sincronía y seguimos navegando, ahora con rumbo 200 º, con un viento parecido que nos sigue empujando por la aleta de estribor a una velocidad de unos ocho nudos.
Sobre las diez y media se divisan ya las Islas Salvajes, lo que tranquiliza a nuestro amigo Antonio. Pensamos estar a su altura alrededor de las doce.
Me he quedado dormido en la cubierta, mi guardia ha terminando, y mi despertar es a las nueve y media con las voces de Emilio con Antonio y Manolo, que inician la trasluchada que nos debe de llevar ya directamente a La Gomera.
La maniobra se efectúa en perfecta sincronía y seguimos navegando, ahora con rumbo 200 º, con un viento parecido que nos sigue empujando por la aleta de estribor a una velocidad de unos ocho nudos.
Sobre las diez y media se divisan ya las Islas Salvajes, lo que tranquiliza a nuestro amigo Antonio. Pensamos estar a su altura alrededor de las doce.
Mientras tanto nos hemos pegado un soberbio desayuno preparado por Pepe y Emilio, en el que hemos dado cuenta de cinco barras de pan cocido previamente en el horno, antes de ser rematado en la tostadora. Aceite, tomate y jamón del bueno sin limitación que son ayudados a engullir con un delicioso café. La intendencia va cada vez mejor.
Manolo a lo suyo, ya ha sacado un atún algo mayor que los anteriores cuando las Islas Salvajes están a menos de una milla. Emilio propone hacer una trasluchada y pasar a través de ellas pues pensamos que puede ser una buena zona de pesca. Así lo hacemos sin incidencia y ponemos rumbo al canal que pasa entre las islas con viento portante, y a y a una velocidad de unos 7 nudos con el mar sin grandes olas.
Manolo a lo suyo, ya ha sacado un atún algo mayor que los anteriores cuando las Islas Salvajes están a menos de una milla. Emilio propone hacer una trasluchada y pasar a través de ellas pues pensamos que puede ser una buena zona de pesca. Así lo hacemos sin incidencia y ponemos rumbo al canal que pasa entre las islas con viento portante, y a y a una velocidad de unos 7 nudos con el mar sin grandes olas.

Nuestras previsiones han sido acertadas pues en el `paso entre islas pescamos tres dorados de mediano tamaño. Tanto es así, que decidimos no pescar mas ya que tenemos peces para comer durante una semana.

Para almorzar, calentamos el pollo con guisantes que Pepa había cocinado y que estaba en el congelador. Por cierto, el pollo está exquisito. De entrada ; una ensalada con trozos de atún del que sobró la noche anterior.
El viento y el mar se siguen portando bien, la salud mejorando y la moral subiendo. Así es que decido encender un buen puro, que me fumo reposando sentado en la popa mirando al mar.Después del almuerzo, estuvimos todos en la bañera charlando y riendo hasta casi la hora de cenar. No hay mucha hambre y solo algunos comen una sopa seguida de mejillones y otras latas de conserva. De postre melocotón en almíbar. Yo solo tomo una taza de sopa y me tiendo en cubierta en el banco de estribor, esperando mi guardia de noche que toca de una a cuatro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario