Esta mañana hemos hecho una interesante excursión en un lancha por el ría Chagre. Esta excursión estaba prevista con la organización, pero como la que hicimos a Panamá, nos pareció muy cara y poco trabajada, hemos negociado directamente con un taxista llamado Ifraín, que combinado con la lancha, nos ha salido por menos de la mitad de lo que pedían los de ARC y creo que ha sido mejor.

Hemos ido los cuatro solos con el taxi hasta el embarcadero y desde allí a la isla de los monos que está hacia arriba por el Canal, y después hemos subido por el río Chagres hasta un poblado de indios Wounaan. Cuando hemos terminado, hemos llamado a Ifraín que ha vuelto a buscarnos.

Ha sido todo muy divertido. Los monos, en cuanto ven la lancha acercarse (estas suelen llevarles comida), bajan y te arrebatan de las manos los trozos de plátano que tenían previamente preparados en nuestra lancha. A nuestro lado llegó otra embarcación que curiosamente se llama EL VIEJO y EL MAR.

Hemos pasado un divertidísimo rato junto a estos bonitos y simpáticos monos que llaman “cariblancos”, con susto incluido ya que al acercarnos demasiado a una cría, saltó desde una rama el jefe de la manada enseñándonos sus afilados dientes en tono mas que amenazador.

Volvimos a bajar por el canal hasta llegar al río Chagre, que remontamos hasta llegar a un pequeño poblado indio con unas curiosas chozas construidas sobre postes.

Allí hemos podido convivir con estos pacíficos Wounaan a los que les hemos comprado algunos objetos de artesanía.

Bueno, la verdad es que solo habían mujeres y niños, además de un graciosísimo monito con el que nos hemos hecho fotos.



Al terminar la visita, hemos navegado hasta un frondoso árbol de la orilla para comer al frescor de su sombra. Total, una buena excursión. Me he acordado mucho de Elsa que estoy seguro hubiera disfrutado mucho en una situación parecida.

Ahora tenemos un guateque en el barco. Wild Tigris. Ya os contaré mañana cómo ha sido.
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