lunes, 19 de abril de 2010

AHE





















AHE (12 Y 13-04)
Empiezo informando que de Internet, nada. Así es que ya subiré noticias y fotos más adelante.
Como decía en la anterior noticia, hemos estado esperando el repunte de mareas para acceder al interior del atolón de AHE. Como podéis ver en las fotos, a pesar de cruzar en el mejor momento, la corriente sigue siendo de más de dos nudos e impresiona un poco. Una vez dentro de la laguna, nos dirigimos a la única población de la isla donde fondeamos junto a otros dos barcos. Al poco de llegar apareció el THOR 6 de nuestro amigo Ruí. Roger se fue enseguida a hacer snoorker, y nosotros al cabo de un rato cogimos el bote y nos dirigimos hacia el pueblo. Antes de llegar a la orilla, nos llamó Roger desde un embarcadero frente a una pequeña casa. Allí nos dirigimos y al llegar, Roger nos presentó sus nuevos amigos nativos, que resultó ser el alcalde, su guapa hermana Aimée y unos amigos de estos. Con ellos recorrimos el pueblo, admirándonos por lo limpio y ordenado que está todo. Las calles son de cemento, hay una preciosa escuela, un pequeño hospital, y hasta cabinas telefónicas. Como enseguida hicimos una buena relación con estos hospitalarios nativos (hasta hubo una viejecita que nos ofreció unos buñuelos que preparaba para regalar a los turistas que llegan a la isla), quedamos para cenar con ellos y hacer una fiesta donde nos iban a cantar y bailar.
A las ocho estábamos todos junto a nuestro amigo Ruí y su acompañante Alemán delante de la casita, donde Roger y nuestros anfitriones habían hecho un fuego para asar las salchichas y hamburguesas que trajimos del Kallioope. Además, llevamos vino, cerveza y una botella de ron, nuestro amigo Ruí, unas latas, y Aimée arroz y pastas.
La velada ha sido deliciosa y estos nativos son de una amabilidad y naturalidad imposible de encontrar fuera de estos lugares. Nos cantaron, nos bailaros y nos hicieron pasar una velada de las que se recuerdan toda la vida. Aimée es una guapísima mujer, madre de 6 hijos, que rezuma bondad y alegría y hace todo lo posible para que nos encontremos a gusto. Las otras chicas, guapísimas y tan muy sensuales que no me extraña que muchos marineros se quedaran a vivir aquí para siempre.
Ahora estamos esperando ir a visitar una granja de perlas que nos recomienda el alcalde, y luego, aprovechando el repunte de mareas (allá a las cinco), zarparemos hacia Hapaki que está a unas 60 millas de aquí. No sé si habrá Internet, pero lo dudo. O sea que hasta llegar a Ranguiroa allá sobre el 18, no podré mandar nada. Se me amontona el trabajo y tengo ya montón de fotos y noticias.

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