Bahía de HAKATEA (05-04)
Tal como planeamos el día anterior, por la mañana temprano cogimos la Zodiac y nos dirigimos a la playa al fondo de la bahía, para desde allí, emprender el camino que nos debe llevar hasta unas grandes cataratas.
La caminata que ha durado más de dos horas para llegar y algo menos para regresar, ha sido algo dura, pero ha merecido la pena, y esto a pesar que cuando llegamos a las “cataratas”, éstas no tenían agua.
El camino que parte bordeando el río desde el mar, pronto se convierte en sendero, y más adelante en un simple rastro entre la maleza, nos conduce entre la densa vegetación, salpicada por flores de todos los colores y llena de palmeras desde las que caen los cocos con gran estrépito.
A medida que vamos avanzando, el sendero se va haciendo más estrecho y empinado. Tenemos que cruzar varias veces el rio y en algunos de estos lugares, es difícil volver a encontrar el rastro adecuado.
Al cabo de unas dos horas, llegamos a un estrecho valle bordeado por altísimas montañas que caen a pique sobre el torrente que, debido a la época, lleva poco agua. Al fondo de este desfiladero, otra pared altísima cierra esta altísima olla de piedra. Sobre esta pared se puede ver el rastro dejado por el agua que ha caído desde la cima hasta una piscina natural al pié mismo de este abismo.
No sé si las fotos podrán reflejar el fantástico paisaje, que incluso asusta un poco. A pesar que las cataratas no traen agua en esta época, la caminata ha merecido la pena.
El camino de regreso cuesta abajo y sin tener necesidad de ir buscándolo, lo hemos hecho algo más rápido y antes de la una ya estábamos de nuevo en el Kalliope.
Ahora ya estamos de nuevo fondeados en nuestra bahía de Taioahoe donde hemos visto que mientras estábamos fuera, ha llegado nuestro amigo Ruí, pues su barco está anclado no muy lejos del nuestro. Mañana toca mecánico y ver si se soluciona lo del molinete de ancla.
Lo más importante…..mañana cumplo 62 años. A ver si podemos ir a cenar a algún sitio y celebrarlo. Aunque la verdad, a mí, ya no me hace mucha ilusión cumplir años. Espero poder conectarme a Internet y así, además de subir noticias y fotos, poder hablar con mi gente vía Skype. Hasta luego.
Tal como planeamos el día anterior, por la mañana temprano cogimos la Zodiac y nos dirigimos a la playa al fondo de la bahía, para desde allí, emprender el camino que nos debe llevar hasta unas grandes cataratas.
La caminata que ha durado más de dos horas para llegar y algo menos para regresar, ha sido algo dura, pero ha merecido la pena, y esto a pesar que cuando llegamos a las “cataratas”, éstas no tenían agua.
El camino que parte bordeando el río desde el mar, pronto se convierte en sendero, y más adelante en un simple rastro entre la maleza, nos conduce entre la densa vegetación, salpicada por flores de todos los colores y llena de palmeras desde las que caen los cocos con gran estrépito.
A medida que vamos avanzando, el sendero se va haciendo más estrecho y empinado. Tenemos que cruzar varias veces el rio y en algunos de estos lugares, es difícil volver a encontrar el rastro adecuado.
Al cabo de unas dos horas, llegamos a un estrecho valle bordeado por altísimas montañas que caen a pique sobre el torrente que, debido a la época, lleva poco agua. Al fondo de este desfiladero, otra pared altísima cierra esta altísima olla de piedra. Sobre esta pared se puede ver el rastro dejado por el agua que ha caído desde la cima hasta una piscina natural al pié mismo de este abismo.
No sé si las fotos podrán reflejar el fantástico paisaje, que incluso asusta un poco. A pesar que las cataratas no traen agua en esta época, la caminata ha merecido la pena.
El camino de regreso cuesta abajo y sin tener necesidad de ir buscándolo, lo hemos hecho algo más rápido y antes de la una ya estábamos de nuevo en el Kalliope.
Ahora ya estamos de nuevo fondeados en nuestra bahía de Taioahoe donde hemos visto que mientras estábamos fuera, ha llegado nuestro amigo Ruí, pues su barco está anclado no muy lejos del nuestro. Mañana toca mecánico y ver si se soluciona lo del molinete de ancla.
Lo más importante…..mañana cumplo 62 años. A ver si podemos ir a cenar a algún sitio y celebrarlo. Aunque la verdad, a mí, ya no me hace mucha ilusión cumplir años. Espero poder conectarme a Internet y así, además de subir noticias y fotos, poder hablar con mi gente vía Skype. Hasta luego.
Arfavó y pon una afoto del tattoo de mi madre
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