viernes, 2 de abril de 2010

TAHUATA
















Tahuata (29-03)






Después de pasar el día y la noche fondeados en la bahía de Hana Moe Noa, donde nos hemos bañado y hecho snorkel, en unas aguas cristalinas a mas de 28 grados, hemos zarpado muy temprano después de desayunar hacia la bahía de Resolution Bay (que tenía el nombre francés de Baie des putains).

En medio de la bahía está Vaitahu, un pueblo de unas 10 casas, donde hay un supermercado en el que compramos cerveza, vino, patatas y otras verduras. En un libro sobre Las Marquesas escrito por Joe Russel, vimos que en este pueblo vivía un verdadero artista de los tatuajes llamado Fati. A Maria José se le ocurrió que éste sería un buen sitio para tatuarnos, y yo decidí seguirla.



Después de preguntar y subir por una empinadísima carretera, llegamos a la casa del tal artista, quien en principio nos dijo no tener tiempo para tatuarnos. Después de una larga conversación, debió cambiar de parecer y nos citó para la tarde. A instancia suya, bajamos hasta el pequeño ayuntamiento donde trabaja su mujer y esta nos ofreció prepararnos una comida en la terraza de la casa del alcalde.



En las fotos veréis lo acogedor del lugar donde la mujer del alcalde, la del artista y otra que resultó ser la compañera de un escultor al que a la postre le compramos unos preciosos colgantes tallados en hueso de ballena, nos atendieron con exquisita amabilidad. La comida fue sencilla, basada en carne a la plancha, patatas fritas y plátanos de todas formas. (Crudos, secos y guisados).



Después de comer, vino a recogernos el escultor, que resultó ser el hermano del “tatuador”, que nos subió hasta al casa del “tatuador” en un todoterreno y, mientras María José se estaba haciendo su tatuaje acompañada por Ana, los demás bajamos hasta la casa del escultor, donde nos enseñó y vendió parte de su obra. (Unos preciosos colgantes tallados en hueso de ballena).





Después subimos hasta la casa de los tatuajes, donde esperamos sentados junto a un pequeño cerdo, en un descuidado huerto, hasta que terminase de tatuar a mi cuñada. Yo que no estaba del todo convencido, me encontré de pronto sentado delante del artista, que me propuso tatuar en mi omoplato derecho, un espléndido tiburón Marquesiano. “Si lo sé no vengo”. La cosa me dolió un montón, y ahora estoy aquí con la espalda dolorida, sin poder bañarme durante tres días y con un enorme tiburón negro, que aunque a mí me gusta, dudo que Marilú, lo aprecie demasiado.



Ahora estamos ya navegando hacia la bahía de Hapatoni que dicen es una de las más bellas. Desde allí pensamos navegar durante la noche para estar por la mañana en la isla de Nucu Hiba. Voy a pasar las fotos a mi ordenador y pedir que me pasen alguna de mi operación de tatuaje. El tiburón no lo enseño hasta que baje la inflamación.








2 comentarios:

  1. anda q moderno tito, con tattoo y todo!!yo quiero ver el de la tita pepa!!espero que pronto subáis fotos

    PD: soy rocio

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