lunes, 19 de abril de 2010

PARADIS





PARADIS (17-04)
Este motu no hace honor a su nombre ya que si bien la vista desde el barco es bonita y las aguas aun están más tranquilas que en el resto del atolón, dando la sensación de estar dentro de un estanque, estas son algo turbias y blanquecinas. Además cuando bajamos a tierra, vimos que no había playa y que el fondo es de una especie de tierra que se levanta al pisarla enturbiándolo todo enseguida. Para colmo, como detrás de la primera línea de palmeras hay un pantano,, y esta noche los mosquitos se han venido a dormir conmigo en mi habitación bajo las estrellas, y se han hartado. Todavía me estoy rascando
Lo más sorprendente y curioso de todo, ha sido un fenómeno nunca visto por nosotros, y que ocurrió al caer la noche. Resulta que como el agua de la laguna está tan quieta que parece una balsa de aceite, las estrellas se reflejan en ella, de forma que se confunde el cielo con el agua, y parece que el barco está suspendido en el espacio. La superficie del agua se difumina, no pudiéndose ver a qué distancia está, y la lancha que está amarrada flotando sobre el agua en la popa del barco, parece estar suspendida en el aire. Esta experiencia de increíble belleza y que nunca ninguno de nosotros había tenido anteriormente, nos ha dejado estupefactos, y hemos pasado un buen rato después de cenar, todos en cubierta con la boca abierta, sin salir de nuestro asombro. Lástima que no sepa hacer fotos que puedan enseñároslo. De verdad que es algo fantástico y mágico.
Ahora, después de bajar con el equipo de submarinismo a soltar el ancla que ayer dejé enganchada en una roca del fondo para tener un fondeo más seguro, estamos navegando hacia el motu de Alfred en el que esperamos encontrarnos con los amigos del 1+1, y donde tenemos reservada una cena a base de pescado y langosta a la plancha. Ya os lo contaré luego.

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