


09-12 Sta Lucía PRIMER DÍA
Como estaba durmiendo en cubierta, son las siete y media y ya estoy despierto. Emilio ya está levantado desde hace tiempo y lo veo saliendo del barco con su ordenador debajo del brazo. Me dice que va a un bar donde hay Internet.
Al poco tiempo me reúno con él y le pido un desayuno igual al que está tomando a un negrito camarero con cara de despistado. Que, como no podía ser de otra manera, lo trae equivocado. Lo bueno de estos chicos, es que no discuten. Les dices que no es lo que quieres, lo retiran, te dicen que esperes un momento, y al rato aparecen con otra cosa. Si te gusta, te la quedas, y si no, pues nada, otra vez lo mismo. Al final terminas teniendo casi lo que habías pedido.
Bueno, como todo no podía ir adecuadamente, empiezan mis problemas informáticos. La red WIFI que me ofrecen “free” en el bar no va, y es al cabo de un buen rato que conseguimos conectar a través de la de ARC, que esta si parece ir bien.
Mi gran decepción viene cuando intento trasladar mis artículos, que tengo en mi ordenador completamente terminados. Pues mi gozo en un pozo, puedo trasladar el texto pero no las imágenes. Después de intentarlo hacer de mil formas diferentes, desisto de ello y envío al Blog los textos, antes que se acabe la batería.
Aprovechando la escasa batería que me queda, abro el Eskype para ver si puedo hablar con mi nieto. !Tampoco! ; la clave que le doy y que no recuerdo pueda ser otra, no es válida. Después de varios intentos, con mayúsculas, sin mayúsculas, invertida, etc. etc., decido apagar el ordenador y llamar por el móvil. Consigo conectar y hablar con Carlitos que está en el centro con su Nona viendo belenes. Está muy contento y como siempre me pregunta cuanto falta para que yo vuelva. Esta conversación me alivia un poco del cabreo que traía con el p--- ordenador.
La comida la hacemos en el barco. Después de comer pedimos un carrito prestado, y nos llevamos el genaker mal enrollado a un descampado con césped donde pretendíamos estirarlo y desenredarlo. Digo pretendíamos, ya que si Emilio no pide la ayuda de un fornido velero (No es el barco de vela, es un negro que arregla las velas), podríamos estar todavía allí, y no lo hubiésemos conseguido.
La pelea con la vela nos dejó reventados y sudorosos. Tuvimos que darnos prisa para estar a tiempo de ir a un fiestón que había preparado la organización en una playa cercana. Digo fiestón, porque esto es lo que ha sido. Un lugar magnifico en la playa privada de un lujoso hotel al otro lado de la bahía, desde donde se podía ver toda la marina con sus veleros fondeados, un par de chiringos playeros con barra de copas, un chiringo con comida buena y abundante, y un escenario en la arena, con un conjunto de música local de los que les corre el ritmo por las venas.
Conectemos con miembros de otras tripulaciones con los que charlamos y cambiamos impresiones sobre la regata, entre ellos con un tal Marco que es un armador Italiano con tripulación Paraguaya, con el que estuve mucho rato. Él es mas joven que nosotros y se ha tomado un año sabático. Cuando le comenté lo de la vuelta al mundo, se quedó maravillado y me pidió la dirección de mi blog para hacernos el seguimiento. Total, que lo pasamos todos muy bien. Esta vez si que volvimos todos juntos, pero Víctor y Javier, se quedaron en un bar a la entrada del puerto para tomarse una última copa.En el barco, volví a preparar mi cama en la cubierta. Esta vez el habitáculo es mas confortable, ya que por la tarde habíamos instalado el toldo que cubre toda la popa, dando mas intimidad y sobre todo protegiéndome de una posible tormenta
Como estaba durmiendo en cubierta, son las siete y media y ya estoy despierto. Emilio ya está levantado desde hace tiempo y lo veo saliendo del barco con su ordenador debajo del brazo. Me dice que va a un bar donde hay Internet.
Al poco tiempo me reúno con él y le pido un desayuno igual al que está tomando a un negrito camarero con cara de despistado. Que, como no podía ser de otra manera, lo trae equivocado. Lo bueno de estos chicos, es que no discuten. Les dices que no es lo que quieres, lo retiran, te dicen que esperes un momento, y al rato aparecen con otra cosa. Si te gusta, te la quedas, y si no, pues nada, otra vez lo mismo. Al final terminas teniendo casi lo que habías pedido.
Bueno, como todo no podía ir adecuadamente, empiezan mis problemas informáticos. La red WIFI que me ofrecen “free” en el bar no va, y es al cabo de un buen rato que conseguimos conectar a través de la de ARC, que esta si parece ir bien.
Mi gran decepción viene cuando intento trasladar mis artículos, que tengo en mi ordenador completamente terminados. Pues mi gozo en un pozo, puedo trasladar el texto pero no las imágenes. Después de intentarlo hacer de mil formas diferentes, desisto de ello y envío al Blog los textos, antes que se acabe la batería.
Aprovechando la escasa batería que me queda, abro el Eskype para ver si puedo hablar con mi nieto. !Tampoco! ; la clave que le doy y que no recuerdo pueda ser otra, no es válida. Después de varios intentos, con mayúsculas, sin mayúsculas, invertida, etc. etc., decido apagar el ordenador y llamar por el móvil. Consigo conectar y hablar con Carlitos que está en el centro con su Nona viendo belenes. Está muy contento y como siempre me pregunta cuanto falta para que yo vuelva. Esta conversación me alivia un poco del cabreo que traía con el p--- ordenador.
La comida la hacemos en el barco. Después de comer pedimos un carrito prestado, y nos llevamos el genaker mal enrollado a un descampado con césped donde pretendíamos estirarlo y desenredarlo. Digo pretendíamos, ya que si Emilio no pide la ayuda de un fornido velero (No es el barco de vela, es un negro que arregla las velas), podríamos estar todavía allí, y no lo hubiésemos conseguido.
La pelea con la vela nos dejó reventados y sudorosos. Tuvimos que darnos prisa para estar a tiempo de ir a un fiestón que había preparado la organización en una playa cercana. Digo fiestón, porque esto es lo que ha sido. Un lugar magnifico en la playa privada de un lujoso hotel al otro lado de la bahía, desde donde se podía ver toda la marina con sus veleros fondeados, un par de chiringos playeros con barra de copas, un chiringo con comida buena y abundante, y un escenario en la arena, con un conjunto de música local de los que les corre el ritmo por las venas.
Conectemos con miembros de otras tripulaciones con los que charlamos y cambiamos impresiones sobre la regata, entre ellos con un tal Marco que es un armador Italiano con tripulación Paraguaya, con el que estuve mucho rato. Él es mas joven que nosotros y se ha tomado un año sabático. Cuando le comenté lo de la vuelta al mundo, se quedó maravillado y me pidió la dirección de mi blog para hacernos el seguimiento. Total, que lo pasamos todos muy bien. Esta vez si que volvimos todos juntos, pero Víctor y Javier, se quedaron en un bar a la entrada del puerto para tomarse una última copa.En el barco, volví a preparar mi cama en la cubierta. Esta vez el habitáculo es mas confortable, ya que por la tarde habíamos instalado el toldo que cubre toda la popa, dando mas intimidad y sobre todo protegiéndome de una posible tormenta
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