LLEGAMOS (8-12)
Bueno, aquí estoy de nuevo. Este día si que merece un artículo mas elaborado pues es el más importante del viaje. Por fin puedo decir que he cruzado el Atlántico.
No se si decir que ha sido un poco decepcionante, ya que este no sería un termino adecuado por tamaña proeza, pero si que tengo que decir que la hazaña ha sido menos ardua que lo que yo había previsto. Aparte de lo largo que suele hacerse, y dos o tres momentos de una mínima tensión, todo se ha desarrollado dentro de una calma y relax que nada tienen que ver con mis previos temores.
Pues ya está, Santa Lucía que por ahora no divisamos, está a unas tres horas de navegación, el Kalliope navega muy bien, el tiempo es bueno y el ambiente dentro de barco muy festivo. Ahora estamos buscando una bandera de cortesía de Santa Lucía, para entrar en puerto con ella enarbolada junto a la que llevamos de Andalucía.
Ya volveré a coger el ordenador cuando lleguemos a puerto, y entonces después de subir las noticias ya redactadas y preparadas, terminaré esta (lo siento) de forma extensa. Por fin, a unas 12 millas de Santa Lucía, podemos divisar la silueta de la isla, que milla a milla se va dibujando cada vez mas nítida. Al mismo tiempo empezamos a ver algunos barcos ya que llevamos mas de siete días sin ver ninguno
Nos preocupa especialmente un catamarán que viene `por nuestra popa con el spic puesto, y que en un principio nos hizo temer que nos adelantara antes de llegar a la meta. No fue así, y aproximadamente a una milla del destino, se acerca a nosotros un intrépido fotógrafo, que a bordo de una Zodiac, que maneja gracias a una larga caña tal como si fuera un balandro, con una enorme cámara, nos hizo un extenso reportaje fotográfico. Él mismo nos indicó donde estaba el barco y la boya de llegada, que cruzamos en pocos minutos
Ya está, hemos cruzado el Atlántico en poco mas de 16 días. Una sensación extraña me invade. Por un lado algo de incredulidad, por otro de orgullo, y después una gran alegría.
Enrollamos el génova y bajamos la mayor.
El Kalliope ahora se dirige a motor deslizándose suavemente hacia la bocana de entrada al puerto que está construido en una especie de lago interior, unido al mar por un brazo semejante a un río. Podemos ver a estribor una colorida playa con tumbonas y catamaranes de alquiler. El canal que nos conduce al puerto está también lleno de color, con un astillero a la entrada donde están varadas unas barcazas típicas de la zona pintadas con chillones colores. En este momento, a petición nuestra, Emilio pone a todo volumen en el equipo de música del barco, Paquito el Chocolatero, y así seguimos hacia el puerto. Al cabo de poco, un miembro de la organización con su reglamentario polo amarillo, nos da las instrucciones de atraque desde el pantalán de entrada. El atraque asignado es de acceso fácil, y en unos minutos dejamos al Kalliope bien amarradito en el pantalán en el que esperará hasta la salida para la vuelta al Mundo, el próximo seis de Enero. Debo decir, que antes de entrar al puerto, todos los miembros de la tripulación nos habíamos aseado, afeitado (menos Víctor al que le hace ilusión lucir barba de transoceánico), y puesto nuestras mejores galas, con camiseta blanca del Kalliope y gorra azul de la ARC.
El Kalliope ahora se dirige a motor deslizándose suavemente hacia la bocana de entrada al puerto que está construido en una especie de lago interior, unido al mar por un brazo semejante a un río. Podemos ver a estribor una colorida playa con tumbonas y catamaranes de alquiler. El canal que nos conduce al puerto está también lleno de color, con un astillero a la entrada donde están varadas unas barcazas típicas de la zona pintadas con chillones colores. En este momento, a petición nuestra, Emilio pone a todo volumen en el equipo de música del barco, Paquito el Chocolatero, y así seguimos hacia el puerto. Al cabo de poco, un miembro de la organización con su reglamentario polo amarillo, nos da las instrucciones de atraque desde el pantalán de entrada. El atraque asignado es de acceso fácil, y en unos minutos dejamos al Kalliope bien amarradito en el pantalán en el que esperará hasta la salida para la vuelta al Mundo, el próximo seis de Enero. Debo decir, que antes de entrar al puerto, todos los miembros de la tripulación nos habíamos aseado, afeitado (menos Víctor al que le hace ilusión lucir barba de transoceánico), y puesto nuestras mejores galas, con camiseta blanca del Kalliope y gorra azul de la ARC.
La ría que nos dirige a los pantalanes esta jalonada con pintorescas y espléndidas mansiones, que nos hacen ver el alto nivel del turismo de la zona.
Habíamos planeado que nada mas llegar, nos tomaríamos la botella de Champán que previamente habíamos puesta en el congelador. .No pudo ser, pues no había pasado un minuto desde nuestro atraque, que un típico y festivo comité de bienvenida se aproxima al barco trayéndonos una bandeja con unos vasos de un ponche a base de ron y zumo, que estaba mas bien diseñado para ingerirlo después de una travesía por los mares del Norte en invierno. Bueno, de todas maneras, como estaba dulcecito, nos lo tomamos.
Nos dieron también una cesta con frutas y unos botes de salsa del país así como una bolsa con información sobre la zona, un impermeable y ...... cinco diplomas con nuestro nombre en cada uno de ellos, donde se certifica nuestra hazaña. Esto último que no esperábamos, nos gustó a todos mucho, y se hicieron muchos comentarios al respecto.
Ya era hora del Champán. Sacamos la botella y las copas que para la ocasión Pepe había guardado, y con ellas ya llenas, hicimos un brindis por nuestra aventura y lo placentera y convival que había sido
Ya era hora del Champán. Sacamos la botella y las copas que para la ocasión Pepe había guardado, y con ellas ya llenas, hicimos un brindis por nuestra aventura y lo placentera y convival que había sido
En este momento llega a bordo de una barca, un simpatiquísimo negrazo con gorro de pirata, al que le ofrecemos un vaso con Champán. Se trata del empleado de la lavandería que viene a ver si hay ropa para lavar. Precipitadamente sacamos cada uno una bolsa con lo que teníamos sucio, y sin control alguno, la entregamos a nuestro amigo, que mientras tanto nos pidió un poco mas de Champán. Se marchó enseñando sus dientes blancos pues no ha parado de reír desde que conectó con nosotros.
El coloquio se realizaren un inglés muy básico, donde los gestos superan a las palabras, lo que facilita el entendimiento de mi cortito inglés. La comida la hemos hecho a bordo, y después de comer, de siesta, nada de nada. Todo el mundo a trabajar para sacar genakers averiados, vela para reparar, enrollador, llenar la Zodiac, etc, etc, etc.
El coloquio se realizaren un inglés muy básico, donde los gestos superan a las palabras, lo que facilita el entendimiento de mi cortito inglés. La comida la hemos hecho a bordo, y después de comer, de siesta, nada de nada. Todo el mundo a trabajar para sacar genakers averiados, vela para reparar, enrollador, llenar la Zodiac, etc, etc, etc.
Cuando Emilio dice que basta para hoy, pasamos a ducharnos para ir a cenar. Según Emilio, hay un buen restaurante de carne al otro lado de la bahía en el que nos quiere invitar. Como estamos faltos de andar, decidimos ir caminando al restaurante, lo que de camino, nos permite disfrutar de lo pintoresco del lugar y de la espléndida marina que ha construido. Los pantalanes magníficos y amplios, la iluminación muy conseguida, buen servicio y..... unos barcos “acojonantes”. No me lo esperaba así. El puerto de Santa Lucía, poco tiene que envidiarle a muchos puertos, si no todo lo contrario.
La caminata hasta el restaurante ha sido bastante larga, bordeando una carretera con bastante tráfico y los coches circulando por la izquierda.
La cena no es muy allá ; tardan en servirnos mas de una hora, y luego la carne tan fría que tuvimos de devolverla para que nos la calentaran. Total ; restaurante para guiris. En el fondo, la carne ere de buena calidad, y como hacía mucho tiempo que no nos comíamos un buen filete, al final no nos fuimos demasiado insatisfechos.Víctor y Javier no regresaron con nosotros en el taxi que había en la puerta ya que siendo mas jóvenes, se fueron a tomar unas copas en alguno de los anímalos bares que hay en la zona. No les va a faltar donde escoger, pues hay cientos.
Al llegar al barco, he intentado dormir en el camarote con Emilio, pero al cabo de un par de horas, me he despertado añorando mi banco en cubierta, así es que he cogido mis bártulos, y con los asientos de goma-espuma, me he fabricado una cama en la popa, en la que he pasado el resto de una noche, donde la temperatura te permite hacerlo tapado con una simple toalla.
La caminata hasta el restaurante ha sido bastante larga, bordeando una carretera con bastante tráfico y los coches circulando por la izquierda.
La cena no es muy allá ; tardan en servirnos mas de una hora, y luego la carne tan fría que tuvimos de devolverla para que nos la calentaran. Total ; restaurante para guiris. En el fondo, la carne ere de buena calidad, y como hacía mucho tiempo que no nos comíamos un buen filete, al final no nos fuimos demasiado insatisfechos.Víctor y Javier no regresaron con nosotros en el taxi que había en la puerta ya que siendo mas jóvenes, se fueron a tomar unas copas en alguno de los anímalos bares que hay en la zona. No les va a faltar donde escoger, pues hay cientos.
Al llegar al barco, he intentado dormir en el camarote con Emilio, pero al cabo de un par de horas, me he despertado añorando mi banco en cubierta, así es que he cogido mis bártulos, y con los asientos de goma-espuma, me he fabricado una cama en la popa, en la que he pasado el resto de una noche, donde la temperatura te permite hacerlo tapado con una simple toalla.
(ESTA NOTICIA HA SALIDA HECHA UN CHURRO. Cuando llegue a Sevilla iré a ver a mi sobrino para que me enseñe a arreglarlo. Lo siento, mi ciencia no da para mas)
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