miércoles, 9 de diciembre de 2009

DÍA OCTAVO




















DÍA OCTAVO (29-11)
Durante la noche anterior el viento fue cayendo hasta llegar los actuales 12-15 nudos. Aprovecho la calma relativa del mar para ducharme y hacer algo de colada.
Recostado en mi banco, me pongo a pensar en muchas cosas sobre el barco y la navegación. Hoy mis elucubraciones parten hacia un análisis de los diferentes elementos del barco y sus nombres, que estoy ya seguro tienen que tener origen moro. Si empezamos a enumerarlos enseguida vemos que los “guay” tienen nombre masculino y los “chungos o los que “curran”, nombre femenino. Ej. : Cabo ; antigua cuerda que al llegar al barco gana galones. Pues bien, en el momento que lo ponemos a trabajar se feminiza convirtiéndose en ; driza, escota, maroma, braza. Lo que manda, masculino timón, rumbo, gobierno. Del timón, lo que “curra” es la pala. El rumbo es bueno, la deriva es mala. Podría estar tiempo con esto, ya que cada vez que analizo algo mas, tropiezo con la misma situación. Bueno esto son tonterías provocadas por exceso de ocio y la falta de espacio para poder correr.
La hora de comer me sorprende con estos pensamientos.
Por la tarde la cosa cambia y después de trasluchar (esta es la maniobra con la cual , al variar el rumbo del barco, conseguimos que el viento entre por el otro lado dela vela, que cambia su posición para situarse apoyada en el lado contrario de donde estaba anteriormente. Esto no me lo ha dicho nadie, si no que lo he visto y deducido solito pero que está muy mal explicado. Lo relevante es que se trata de una maniobra delicada, pues al cambiar de posición la vela, si el viento es fuerte, esta lo hace con mucha violencia y podría romperse algo. Lo primero es la cabeza si no la tienes suficientemente agachada.). , empieza a soplar un viento cada vez mas fuerte, que nos empuja a mas de nueve nudos directamente a destino. Como veremos en los siguientes días, este buen viento nos hará ganar muchas millas.
(Este mazacote de aluminio que sujeta la vela por abajo, se llama “botavara” y te puede destrozar si te engancha al trasluchar. Así que si se os ocurre navegar ¡cuidado con la botavara!)
Cenamos unas saludables verduras hervidas con una sopita bien caliente. Tanto, que tuvimos que esperar un buen rato para poder saborearla. (algunos le echaron agua fría)

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