
DÍA CUARTO (25-11)
Nada cambia ; el mar sigue en moderada calma, el viento sopla lo suficientemente fuerte como para que avancemos a buena velocidad, y el cielo con escasas nubes. Empiezo a `pensar que no es tan fiero ese Atlántico.
Como voy adaptándome, reduzco la ingestión de pastillas para el mareo a una sola por día. Ahora es Javier, que con su resfriado casi completamente curado, se empieza a marear, y me ha pedido pastillas.
Después del suculento desayuno de todas la mañanas, pongo mis cañas a pescar y capturamos dos dorados de mediano tamaño, que Pepe se encarga de despellejar y trocear, para acto seguido ponerlos en el congelador.
Al mediodía, almorzamos con unos deliciosos aguacates que compramos en Las Palmas, seguidos de un sabroso hígado en salsa. La intendencia sigue siendo de primera.
Por la tarde, pescamos otro dorado que devuelvo al agua, pues tenemos ya suficientes y su tamaño era algo pequeño.
Por la noche Pepe nos puso unas coliflores hervidas y rehogadas con aceite y ajo que sabían francamente bien. Acompañando este plato ; puré de patatas con mantequilla y fiambres. En el postre, le metimos mano a una de las cajas de galletas surtidas y los plátanos.. (creo que estamos comiendo demasiado).No recuerdo como fue mi guardia, solo sé que sigo durmiéndome, y es mi compañero el quien tiene que asumir la responsabilidad. (Lo siento, pero no puedo evitarlo)
Nada cambia ; el mar sigue en moderada calma, el viento sopla lo suficientemente fuerte como para que avancemos a buena velocidad, y el cielo con escasas nubes. Empiezo a `pensar que no es tan fiero ese Atlántico.
Como voy adaptándome, reduzco la ingestión de pastillas para el mareo a una sola por día. Ahora es Javier, que con su resfriado casi completamente curado, se empieza a marear, y me ha pedido pastillas.
Después del suculento desayuno de todas la mañanas, pongo mis cañas a pescar y capturamos dos dorados de mediano tamaño, que Pepe se encarga de despellejar y trocear, para acto seguido ponerlos en el congelador.
Al mediodía, almorzamos con unos deliciosos aguacates que compramos en Las Palmas, seguidos de un sabroso hígado en salsa. La intendencia sigue siendo de primera.
Por la tarde, pescamos otro dorado que devuelvo al agua, pues tenemos ya suficientes y su tamaño era algo pequeño.
Por la noche Pepe nos puso unas coliflores hervidas y rehogadas con aceite y ajo que sabían francamente bien. Acompañando este plato ; puré de patatas con mantequilla y fiambres. En el postre, le metimos mano a una de las cajas de galletas surtidas y los plátanos.. (creo que estamos comiendo demasiado).No recuerdo como fue mi guardia, solo sé que sigo durmiéndome, y es mi compañero el quien tiene que asumir la responsabilidad. (Lo siento, pero no puedo evitarlo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario